El poder y la ternura en los hombres y en el Minotauromachy de Picasso Por Chaim Koppelman

Cada vez que estudio el significado de la obra de un artista y me conmuevo, me siento  agradecido por haber estudiado la filosofía del Realismo Estético con su fundador, el gran poeta  y crítico norteamericano Eli Siegel. El definió la belleza por primera vez y mostró cómo el arte contesta las preguntas de nuestras vidas. “Toda belleza,” él dijo, “es la unión de opuestos, y el unir opuestos es lo que estamos tratando de lograr en nosotros mismos”.   Este histórico y bondadoso principio explica lo que impulsó a Picasso en su obra maestra de grabado, y el porqué ha afectado a tantas personas profundamente. El poder y la ternura son opuestos que a menudo se debaten en los hombres, pero están unidos hermosa y  conmovedoramente en el tema y la técnica de esta alegoría del año 1935 de Picasso, titulada “el Minotauromachy”.

     El centauro, el sátiro, y  más importante el minotauro — que es una unión de hombre y toro — aparecen frecuentemente en los grabados de Picasso en los años 1930. Estos seres representan la dualidad que existe en todos los hombres y en el propio artista; y también los impulsos opuestos que él quiso unir como persona y artista.

  El crítico Anthony Blunt describe cómo a veces Picasso usó al minotauro como “un símbolo de la violencia y la brutalidad, cómo en las escenas en que está a punto de violar a una damisela durmiente y que en otros momentos es apacible y domesticado”.  La pintora  Francoise Gilot, que vivió con Picasso por casi diez años, describe su “extraordinaria gentileza”.  Pero luego de una separación de tres meses, ella escribe “No me gustó ver (su grandeza) abaratada por cierto imperialismo que pensé era incompatible con su verdadera grandeza”.

     Picasso, cuya pintura Guernica muestra su odio al fascismo, podría ser imperialista con las mujeres; y creo que esta actitud le preocupaba de manera, como le preocupa a cualquier hombre. El Realismo Estético dice claramente que “el imperialismo doméstico” y la suprema tiranía del fascismo provienen de algo en común—el desprecio: “el restarle valor a lo que es diferente a uno con el propósito de aumentar nuestro valor”. El respeto y el desprecio son opuestos cruciales en la vida de toda persona. El poder del respeto es siempre bondadoso, y el poder feo del desprecio — el deseo de hacer nuestra voluntad, de restarle valor a lo que es diferente a nosotros — es siempre cruel, y va en contra del arte y de la vida misma.

     En su gran ensayo, “La supresión de la buena voluntad,” Eli Siegel escribe: “La cosa principal que el ser humano ha suprimido es su buena voluntad.  Quizás esta es la cuestión más importante en la historia humana”. Y esa “buena voluntad en el hombre… luchando por emerger”, describe las expresiones de anhelo en muchos de los minotauros de Picasso. Lo que ellos anhelan ser es más bondadosos, más humanos. El minotauro representa a cada uno de los hombres.

Aquí el minotauro se lanza hacia una jovencita que lleva flores en una mano y una vela en la otra. Ella está parada y no teme enfrentarlo — es la única figura en el grabado cuyas piernas apuntan una sola dirección.  Ella tiene el poder de enfrentar al minotauro porque tiene buena voluntad. Quiere verlo, y quiere que él encuentre su camino en la luz. Existe un gran contraste entre la joven con su vela y el minotauro en ataque, y a la misma vez se completan uno al otro. El brazo de la bestia aparenta abrir su paso al mismo tiempo que avanza hacia la luz. La jovencita, que representa la ternura y el valeroso deseo de ver, y el toro-hombre con su bruto poder y tanteante deseo de ver, se unen en la forma de un arco. Dos aspectos del ser humano se unen y es emocionante.

     En su ensayo “Maridos y Poemas,” Eli Siegel describe este conflicto diario: “Cuando los hombres son energéticos, fuertes (o peores), ellos carecen de sensibilidad, de un entendimiento sutil, de una rica compasión. Cuando son apacibles, sentimentales, dóciles, ellos no parecen tener la fuerza, la energía, el ímpetu”. Las clases del Realismo Estético del Sr. Siegel me hicieron entender algo que todos los hombres desean entender — cómo unir nuestro deseo de querer las cosas a nuestra manera y también poder ser amable. Aprendí que lo que tenía que hacer como artista y esposo es unir opuestos. Y me enseñó que la buena voluntad es lo que une opuestos — en la vida y el arte. El describió la división que sentía: “Tenemos dentro de nosotros un ser apasionado y un ser que consiente, y los dos no aparentan estar unidos,” y él sugirió que imaginase ver a mi esposa sentada en la audiencia de un teatro, y que señalándola dijese, “Esta es la mujer a quien le quiero demostrar mi bondad”.

     La buena voluntad, como la técnica del grabado, es la unión de delicadeza y poder. En el grabado una delicada línea dibujada en la superficie de una plancha de metal es impresa permanentemente por un penetrante ácido. La cabeza masiva del minotauro es una colección de líneas dibujadas incisiva y delicadamente; su poder visual proviene de la unión de energía y precisión; y critica exacta del artista es con el propósito bondadoso de mostrar al minotauro como él verdaderamente es.

     El Realismo Estético explica que la buena voluntad debe incluir la oposición al desprecio en todas sus formas. En este grabado Picasso es crítico del deseo en la gente de sentirse falsamente poderosas al deshacerse de las cosas, al tratar de conquistarlas, al no querer ver el posible conflicto en nosotros mismos. El hombre subiendo la escalera a la izquierda demuestra un debate ético. Mientras él da su espalda a este drama moral, también lo encara.  Sus pies son flácidos. Él parece ser cobarde pero, como el minotauro, también quiere ver lo que sucede.

 Y miren a las dos mujeres con sus palomas en la ventana, ¿están tratando de percibir lo que pasa, o de sentirse superior en esa posición, o ambas cosas? ¿Está el artista criticando la dualidad de sus motivos al confinarlas en un nicho pedregoso mientras que coloca al minotauro, con toda su brutalidad y sus deseos a flor de piel, libre en primer plano?

     ¿Por qué el artista coloca al picador en su caballo entre el minotauro y la damisela? Creo que en muchos de sus grabados Picasso incluye su auto crítica—la manera en que los hombres usan su fuerza para dominar—y también cómo las mujeres utilizan sus cuerpos para conquistar a los hombres. Aquí la picadora con sus senos descubiertos y espada en mano, recaída sobre su caballo ha fracasado en conquistar al minotauro con sólo su cuerpo porque el minotauro a pesar de que protege sus ojos de la luz, desea lo que la joven y la luz representan. Él quiere ver, conocer, sentir, ser bondadoso. El aspecto de toro en su ser no lo satisface. Él quiere que su poder y su ternura estén juntos, que su cuerpo y su reflexión estén juntos.

     El grabado de Picasso afirma al Realismo Estético; el único poder que satisfacerá  a un hombre es el poder de la buena voluntad.  El Sr. Siegel tuvo ese poder siempre. Me conmueve recordar que el Minotauromachy colgaba en el salón donde por cuatro décadas él enseñó tan magníficamente, y donde asistí a las lecciones que cambiaron mi vida con tanta hermosura. Esta educación, que continúa ahora en la Fundación Realismo Estético en Nueva York, hace posible que hombres y mujeres sean honestamente bondadosos, y puede cambiar a América.

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1 Eli Siegel, El Derecho del Realismo Estético de Ser Conocido, número 1114, “Lo que el desprecio y lo que no es”.

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