Una explicación breve dada por Eli Siegel en una entrevista con Lewis Nichols, del New York Times Book Review, 14 de enero de 1969
El Realismo Estético ve al mundo y a la persona o el Yo, como una situación estética. También ve a las distintas ciencias y a las artes como situaciones estéticas: la pintura, el drama, la química, la geología tienen algo en común.
La pregunta entonces es, ¿qué es una situación estética? Una situación estética es una situación en la cual las fuerzas del mundo están presentes, como el reposo y el movimiento, la tranquilidad y la agitación, la profundidad y la superficie, la unidad y la multitud, la espontaneidad y el control, lo familiar y lo extraño, el humor y la tristeza. Acabamos de dar algunos ejemplos de lo que el Realismo Estético y el diccionario llaman opuestos.
El mundo es infinito y limitado a la vez. Hay un Dios que es personal e impersonal—es decir, existen propósito y mecanismo en él. Estos opuestos en la realidad equivalen a nuestro deseo de libertad (lo infinito) y a nuestro deseo de seguridad (lo limitado). También nos creemos tontos, pero gente importante: no nos queda otro remedio. Miramos en un espejo y vemos una superficie, pero también hay profundidad. Tenemos que cuidarnos a nosotros mismos y vernos como primero, pero también debemos ser considerados con los demás. Queremos amarnos a nosotros mismos, y ah, cuánto deseamos estar cerca de otra persona. Queremos estar aislados, como lo muestra el novelista cómico John Updike, y también queremos ser el alma de la fiesta y decir la cosa más brillante, más penetrante de un sábado en noche.
¿No somos, entonces, dualmente y en forma orquestada, una situación de opuestos? ¿Tenemos que ser nosotros mismos y relacionarnos con nuestras esposas y con las estrellas? ¿Tenemos que estar conscientes de nuestro jardín y de acontecimientos inesperados en Asia? ¿Estamos cerca y lejos a la vez?
La diferencia esencial entre el Realismo Estético y Freud es que Freud vio la nerviosidad como proveniente de lo que, previamente, fue una expresión sexual incompleta, y, más tarde, una represión o conflicto en la libido—una palabra más linda que sexo. Freud estaría en desacuerdo con el Realismo Estético porque él no vio, como no lo ve mucha gente, que una actitud hacia el mundo, hacia la realidad, hacia el universo, hacia las cosas, e incluso hacia Dios, gobierna a uno en la vida cotidiana. Si usted piensa que el mundo está mal administrado, es despreciable, es cruel, usted lo habrá de demostrar en la forma en que ve a Mildred, o en la forma en que ve a Morton. El mundo está en nosotros porque el Yo nunca está acompañado por nada menos que el mundo en sí.
Por eso, el Realismo Estético dice que el propósito de la vida misma es ver al mundo de la mejor forma posible. Aquí el arte es profundamente útil; también lo es la ciencia. A fin de ver al mundo de la mejor forma posible, nos tenemos que preguntar si está en contra nuestra, o no le importamos, o está a nuestro favor. Cuando vemos en el arte la unidad de la belleza y el miedo, como lo insinuó Aristóteles, el mundo honestamente es más aceptable. Tenemos que unir el cáncer y la última estrella favorita de Hollywood.
Ya que nosotros también somos opuestos, nos tenemos que gustar a nosotros mismos como una posible relación de contrarios. Cuando Beethoven tuvo que unir los contrarios de energía y gracia, él se encontraba en una situación estética. Cuando Mozart tuvo que unir la verdad y la fantasía o la inventiva, él se encontraba en una situación estética. Todos nosotros tenemos esta situación estética, y todos debemos tratar de entenderla.