Por Karen Van Outryve y Anthony Romeo
Es un hecho muy hermoso que la Constitución de nuestro estado garantiza a cada niño, sin importar su raza o nivel social, el recibir una “educación básica adecuada”, y que el Juez Leland DeGrasse ha dictaminado que el Estado de Nueva York ha fracasado en proveérsela a los niños de la ciudad de Nueva York. Como padres de una estudiante de segundo grado, fervientemente creemos en la educación pública y estamos alarmados ante el concertado esfuerzo de reducirle los fondos y virtualmente destruirla. Muchas escuelas están en tan terrible estado que muchos padres están tentados a creer que cualquier cambio sería una mejoría.
Queremos que padres sepan que los vales y la privatización de las escuelas que han sido propuestos por la Ciudad de Nueva York, no son la solución. Según el portal de Internet de uno de los más grandes defensores de la privatización, “en realidad es muy temprano para saber cuánto han mejorado los estudiantes” en esas escuelas. Sin embargo, el Departamento de Educación Federal está gastando millones de dólares para financiar estas privatizaciones.
Los padres deben preguntarse: ¿Quieren los que administran nuestra ciudad, el estado, el gobierno federal, que la educación pública tenga éxito? ¿O prefieren que vaya a compañías privadas y que no sea la responsabilidad del gobierno?
La publicación internacional The Right of Aesthetic Realism to Be Known, describe “cuan fundamental es la educación pública para la base democrática de los EEUU”. Y señala que la educación pública comenzó con una ley decretada en la colonia de Massachusetts en el año 1647. El renombrado educador Horace Mann dijo de esta ley: “Para nosotros es imposible concebir adecuadamente la audacia de esa medida que aspira a la educación universal a través del establecimiento de escuelas públicas. Como un hecho, no tiene precedente en la historia del mundo…pero el tiempo ha ratificado su fundamento”.
Ellen Reiss, la Directora de Educación del Realismo Estético, explica: “La educación compulsoria para niños fue un decir, luego de miles de años, que cada niño tiene el derecho a aprender”. Y ella continúa: “El esfuerzo de deshacerse de la educación pública es, verdaderamente, tan reaccionario como tratar que esta nación sea regida por un rey de nuevo. ¿Por qué está sucediendo esto ahora?”
La respuesta a esta pregunta está en la obra de Eli Siegel, el gran poeta, historiador y educador estadounidense, quien fundó la educación Realismo Estético en el 1941. Comenzando en el 1970 en sus conferencias tituladas “Adiós Sistema de Lucro”, él mostró que un sistema económico basado en la despreciable idea de que la gente existe para proveer ganancias a ciertos individuos, no funcionará más. El querer privatizar nuestras escuelas es parte del afán de mantener este fallido sistema.
El fracaso de la educación pública puede ser revertido si esos responsables de su administración quisieran que realmente triunfase. Obviamente, una buena educación no puede llevarse a cabo en edificios decaídos. Nuestros niños merecen escuelas en buenas condiciones, limpias, con aire acondicionado y calefacción que funcionen. Ellos merecen libros y materiales, y no que maestros tengan que comprarlos con su propio dinero.
Y también queremos que padres sepan que, a pesar de que no hay evidencia de que la privatización mejorará la educación de nuestros niños, sí existe un método educativo que se ha estado usando por décadas y es efectivo—el Método de Enseñanza del Realismo Estético.
Este método está basado en la declaración de Eli Siegel: “El mundo, el arte y el ser humano se explican uno al otro, cada uno es la unidad estética de opuestos”. Al maestro usarlo, los niños ven que existe una profunda relación entre las materias escolares, y también con sus vidas. Ellos aprenden como nunca y además se sienten más bondadosos y respetuosos de sus compañeros. El Realismo Estético dice que “el propósito de la educación es que nos guste el mundo”. ¡Esta es la educación que nuestros niños merecen!
Anthony Romeo es miembro del Instituto Americano de Arquitectos y enseña “Tu y la Arquitectura”. Su esposa Karen Van Outryve está en la facultad de la Fundación Realismo Estético.