Por Arnold Perey, Ph.D.
Es urgente que sus lectores, educadores que se interesan en las vidas de los jóvenes, sepan que existe un medio de prevenir la violencia y el crimen entre los jóvenes de los EE.UU., y de salvarlos de otros daños. Este medio es el Realismo Estético, la educación fundada por el pensador norteamericano más importante: el poeta y crítico Eli Siegel.
Por más de 20 años mis colegas y yo, instructores en la facultad de la Fundación Realismo Estético, una institución sin fines de lucro en Nueva York, hemos enseñado a maestros de la ciudad de Nueva York el Método de Enseñanza del Realismo Estético, el cual ha hecho posible que estudiantes no quieran herir a otras personas o cruelmente hurtar lo que no es de ellos.
Con gran conocimiento y compasión, Eli Siegel explicó este hecho fundamental, que no ha sido entendido antes: El desprecio por el mundo—el deseo de “menospreciar lo que es diferente a uno mismo, porque la persona lo considera un medio de agrandarse”—es la causa de todas las crueldades, incluyendo el que un joven robe a un anciano en la calle; o la victoria que se siente al insultar o herir a una persona de otra raza. He aprendido que el deseo de tener desprecio está en toda persona, tanto jóvenes como adultos; y es tan frecuente como cuando uno siente con desdén en una conversación: “Yo sé más que eso”, como hacía muy seguido.
La gente joven tiene más coraje que nunca con el mundo, y una razón importante es que sienten que han sido robados económicamente por un sistema económico injusto. Muchos tienen hambre. Muchos han perdido sus hogares. Muchos ven la incertidumbre de un futuro sin trabajo como algo inevitable. Yo he aprendido del Realismo Estético que jóvenes—como personas mayores – cambian la ira que sienten por esta injusticia a un terrible desprecio por todo el mundo, especialmente hacia las personas que son muy diferentes a ellos. Ellen Reiss, la Directora de Educación del Realismo Estético, explica científica y bellamente cómo esto ocurre, y todo padre, maestro, estudiante, debe tener la oportunidad de estudiar su significado. Ella escribe en la publicación internacional The Right of Aesthetic Realism to Be Known:
“Una persona en frente de Ud.—ya sea en un aula o en el metro—es el mundo, y cómo Ud. ve al mundo es la forma de cómo Ud. verá a esa persona. Cuando vemos a alguien diferente a nosotros, vamos a sentir que ‘Esta es un oportunidad de respetar más al mundo a través de respetarlo a él’ o ‘Esta es una oportunidad de desquitarme de un mundo que no me gusta, odiando a otra persona’…”
La solución a este horror tiene dos partes. 1) Los EE.UU. necesitan un sistema económico justo, en el cual jóvenes y adultos no sufran de las privaciones que les hacen sentir que el mundo es un enemigo. Para que esto ocurra, la gente tiene que contestar profunda y honestamente esta pregunta hecha por primera vez por Eli Siegel: “¿Qué se merece una persona por ser una persona?” Verán que es justo que toda persona en los EE.UU. sea dueña por igual de todas las riquezas y los recursos de nuestro país. Y, 2) gente de todas las edades, necesitan aprender cómo gustar del mundo—y ver esto como una victoria que nos hace respetar a nosotros mismos.
Estudiantes cuyos maestros utilizan el Método de Enseñanza del Realismo Estético, aprenden cómo usar la aritmética, la lectura, la historia, la álgebra—cualquier materia—para que les guste el mundo y para comprender a la gente. Y hasta en los vecindarios más problemáticos en Nueva York, a través de este verdadero y comprobado método, estudiantes aprenden sus materias y las peleas en las aulas terminan—ellos aprenden a ser más bondadosos.
Pueden conocer más acerca de este método en la Internet: www.AestheticRealism.org.